Mis ojos deberían estar ya cerrados.
Aún cuando hay sueño hermoso que los incita a acostarse.
Y mientras uno espera, a que los ojos sucumban a los encantos del sueño, piensa en la oscuridad del cuarto.
Tal vez esa sea la razón por la que el insomnio siempre conlleva a pensamientos tan densos, porque sin saberlo, somos participes de un momento en el que el corazón del que desea tiembla y del que no anhela enmudece.
¿Y por qué los ojos de vez en cuando reniegan la petición de los sueños?
Si éstos los llevan a los lugares a los que nunca podrán ir.
Los sueños les dan a los ojos: piernas, pensamientos, una voz que no necesita lengua y boca para ser escuchada, un caballo plateado y para los más soñadores alas que no necesitan ser cargadas.
Ojos...si ustedes tiene la oportunidad de estar donde nunca se han imaginado, y se niegan
¿Qué oportunidad hay para nosotros?
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