lunes, 18 de octubre de 2010

Detrás de una cortina, a lo lejos.

Veo a los demás.

Y no sé que decir.

¿En qué piensan?

¿Qué anhelan?

¿Vivirán por instinto?

¿O son de esos que se aferran a lo que pueden para seguir en pie?

Uno se da cuenta que va envejeciendo.

Cuando sabe que un día va a morir.

No es que nunca haya sabido lo que significa esa palabra.

No tiene que ver con los esqueletos o momias de esa infancia de tesoros y naves espaciales.

Uno sabe que va a morir al ver a los ancianos.

Contemplar los ojos sin sombra del bebé en brazos.

De ver repetitivamente la cara de todo los jóvenes salir de una escuela.

De que todos ellas y ellos se te hacen iguales a ti.

Eso es saber lo que es morir.

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