jueves, 20 de enero de 2011

Ojos adormecidos.

Ella, pensé...Cree que ha perdido algo, que la vida se ha ido colina abajo y ella podrá sólo alcanzarla hasta que los pasos que la hacen recorrer el camino le den vuelta a la tierra, y el cielo de luz esplendorosa se volviera el grisáceo de las tibias noches. ¿Luzco muerta? Preguntaste, con tus ojos bordados por las telas pardas, surcos de piel más oscura. Yo observé. Vi los labios hinchados de la sangre correr y no me dificultó pensar en las alas de las moscas aleteando alrededor de las capas de carne que cubren tus dientes. Miré tu espalda encorvada, tus brazos. Luces cansada-contesté, y no mentí. Aunque tu querías que te engañara, que te dijera que tus ojos se habían caído y que tu, ciega habías tomado los primeros objetos redondos que encontraste al agacharte al piso, con tus manos trémulas por la desesperación. Sí, vi la decepción de tus ojos, al ver que yo no encontraba nada en ti, excepto vida. Tal vez una pausa, una caída agravada...No, no puedo decir cuan lastimada estás. porque yo deseo vivir, aunque sea por hoy.

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