Sé que estoy muy lejos de tenerte, y sé que en el instante en el que ambos estemos frente a frente, sin los ojos del extraño o del conocido, el reloj de los viejos comenzará a contar los segundos para cuando ambos regresemos solos, a la misma calle donde nos vimos, donde nos vemos, donde nos veremos, donde nos evitamos.
Quiero pensar que tu también me quieres encontrar, y que cuando lo hagas pensarás en mí como la mano que se quiere apretar, como los labios que deseas tocar y como los ojos que tratarás una y otra vez de trazar en tu mente, para que en la noche, ni la oscuridad del olvido te haga dudar cuando trates de bordarlos, con el inocente inteto de que ambos sigamos atados, aùn cuando estemos en la posicíón que nos hace estar tan cerca del vacío, la posición fetal que inconsientemente practicamos para la muerte.
Encuentrame.
Quiero pensar que tu también me quieres encontrar, y que cuando lo hagas pensarás en mí como la mano que se quiere apretar, como los labios que deseas tocar y como los ojos que tratarás una y otra vez de trazar en tu mente, para que en la noche, ni la oscuridad del olvido te haga dudar cuando trates de bordarlos, con el inocente inteto de que ambos sigamos atados, aùn cuando estemos en la posicíón que nos hace estar tan cerca del vacío, la posición fetal que inconsientemente practicamos para la muerte.
Encuentrame.
No hay comentarios:
Publicar un comentario