sábado, 19 de junio de 2010

Pasado.



Capitulo 2

Anastasia acaba de salir de una casa de color blanco, la cual se encuentra frente a un lago.
Ella camina por la orilla de éste. Juega un pequeño juego, el cual es pensar que en el siguiente paso ella se caerá en la agua sucia. Una leve sensación de adrenalina anuda su estomago.
El sonido lejano de las aves hace sentirla más tranquila, aun así la sensación de peligro no la abandona.

"Te vas a caer" escucha frente a ella. Anastasia alza la mirada y olvida sus pies trémulos. "Si sigues así te caerás" vuelve a repetir. "No me iba a caer" dice Anastasia "Tengo todo controlado"

El joven de ojos azules y de cuerpo delgado le contesta con una mirada de intriga y con un cierto atisbo de agresividad. Anastasia retrocede un paso, en respuesta a él. La conjunción rápida de esta acción hace que se tropiece.

Cae al lago.

El sonido de su cuerpo al caer interrumpe la sincronización de los ruidos del lago. Incluso el joven, el cual acompañaba la sinfonía silvestre con su respiración se vio obligado a romper toda armonía al levantarse de su lugar y extenderle una mano de ayuda.

Anastasia grita por la cantidad de olores que invaden sus fosas nasales. Se siente como una mosca excavando en un excremento a diferencia que a ella le desagrada y a la mosca no.

"Dame tu mano" dice el joven, mientras estira su cuerpo para alcanzarla. Ella se resiste, trata de llegar a la orilla por su cuenta.

A cada brazada sus brazos se empapan más de la mugre que se encuentra en la capa superior del lago. Empieza a sentir una ola de frustración al sentir sus piernas amarradas contra algo, posiblemente un lazo o una planta, mas ella insiste, en lo más fondo de su mente que se trata de un animal de afiladas y alargadas patas, las cuales le están picando las piernas para poder succionar su sangre.

Él vuelve a extenderle su mano. Ella se niega y sigue avanzando, al final logra llegar a la orilla. Apoya sus manos en el piso de concreto y jala para poder sacar su cuerpo. Al tercer intento sale.

Anastasia se siente avergonzada, esta frente a otra persona y se encuentra apestando a agua de alcantarilla. El joven no hace nada. Se vuelve a sentar en donde se encontraba, en la orilla del lago, con la punta de los zapatos rozando la superficie.

Ella no se mueve, se queda callada por un breve tiempo. Espera a que él volteé y le pregunte algo.

El joven sigue de espaldas, contempla el lago.

Anastasia empieza a caminar, sus pasos ganan velocidad, de un momento a otro Anastasia comienza a correr. No quiere voltear a ver hacía atrás. Se contiene, no soportaría encontrarse con los ojos de ese joven, viéndola correr.

"¡Espera!" escucha al joven gritar. Ella sigue, no piensa parar por nada del mundo. Lo que ahora más desea es no recordar nada.

Corre. Logra divisar la puerta principal de hierro forjado, la única salida más cercana. Anastasia piensa en irse por la calle principal, pues ésta es de piso de concreto. Esta idea es olvidada cuando se da cuenta de que es el trayecto por el cual se encontraría con otras personas, las cuales se darían cuenta de su estado.

"¡No corras, espera!" vuelve a escuchar, el joven había empezado a correr para seguirla.

Lágrimas caen de sus ojos, no puede escapar, todos verán en que estado se encuentra. Opta por correr entre los árboles. Sus tenis empapados de agua absorben rápidamente la tierra.
Va a tropezarse, ella lo sabe.

Fue más rápido, que la caída en el agua.

La armonía del bosque no fue interrumpida, los sonidos siguieron y las ramas cayendo no cambiaron de rumbo. Las hormigas y ardillas fueron las únicas que presenciaron al joven aproximarse. Él la ayuda a levantarse. Ella no lo mira a la cara "¡Suéltame!" grita ella y corre de nuevo.

Ya no le importa si los demás la ven por el extraño olor que su ropa desprende.

Ya no le interesa nada, solo quiere olvidar.

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