viernes, 25 de junio de 2010

Pasado.


Capitulo 3


Después de lo ocurrido Anastasia dudo en regresar. No quería encontrarse con el joven, por alguna extraña razón sentía la necesidad de alejarse de él lo más posible.

Mas la semana pasó y de nuevo se volvía a encontrar frente a la puerta antigua de hierro. El policía que resguardaba el parque la miraba de forma expectante.

"¿Señorita, se encuentra bien?" Anastasia voltea a verlo, la forma en la que gira su cabeza es brusca, provocando al policía un encogimiento de hombros. "Estoy bien...gracias" entra , sin antes tocar con una de sus manos las barras de hierro forjado.

Al ingresar al parque la atmosfera vuelve a cambiar. El sonido de los coches se va, la velocidad del tiempo cae entre las ramas y se disuelve en la tierra.

Esto ya lo había sentido antes, la sensación de encontrarse bajo una sabana teñida de verde, la necesidad de estar cubierta se había vuelto a satisfacer.

La casa blanca, la estructura de mármol frente al lago se empezó a divisar.

Anastasia no tenía la necesidad de ver el lago, su rabillo del ojo podía contemplarlo perfectamente. El agua se encontraba sin perturbación, con las ondas de movimiento apaciguadas por las rocas y basura submarina.

La espalda de un joven era la única figura que interrumpía la delgada línea creada por la superficie del lago, el único montículo sobresaliente de ese lugar, pues el bosque se encontraba del otro lado. Lo demasiado lejos para perturbar a cualquiera.

Anastasia se detiene.

Mira atentamente la espalda de ese joven, espere a que éste volteé, para poder confirmar que no es él. Segundos después el gira su cuerpo hacia ella, sus ojos azules la miran. Ella vuelve a caminar, no voltea de nuevo su cabeza. Entra a la casa.

El tiempo pasaba y aun así no podía concentrarse. Le distraía la idea de salir y encontrarse de nuevo con él, con su espalda erguida y su cuerpo frente al lago.

"Ya estamos por cerrar" Anastasia alza la mirada, era el conserje, el cual pasaba las llaves de manera nerviosa entre los dedos de su mano izquierda. "Es zurdo" pensó Anastasia y salió del cuarto, el cual se encontraba ya vació.

Bajó las escaleras y al llegar al umbral de la puerta de salida se pregunto si debería correr.

No se explicaba nada de lo que sucedía.

La idea de encontrarse de nuevo con ese joven...

"Señorita...le agradecería mucho si saliera ya, tenemos que cerrar" Por inercia Anastasia da un brincó, permitiéndole al conserje cerrar la puerta de manera estrepitosa.

Eran las seis de la tarde y el día empezó a oscurecerse. La salida ya no se veía con la claridad de antes. La falta de luz provocaba una niebla de sombras, una negrura casi invisible que solo los humanos perciben cuando saben que pueden encontrarse en situaciones de peligro. Anastasia voltea de manera incosniente al lago. El joven se encontraba ahí, observandola.



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